Batman, un poema

01 de octubre de 2020

La primera vez que uno la lee, casi todo en la obra de José Carlos Becerra (1936-1970) produce deslumbramiento. La vida interior revelada en esos poemas, la mirada con que Becerra parecía ver no sólo al mundo, sino los gestos del mundo y el movimiento en cada uno de los gestos del mundo. Leer un poema suyo no es como estar frente a una película, sino más bien como elegir una escena y dentro de ésta un fotograma donde asome algún personaje más o menos borroso, y a partir de ahí adivinar su pasado, porvenir y motivaciones, en la posición geográfica de un escalofrío o de un reflector sobre un ring o el cuerpo de un trapecista herido. Porque el registro de la voz de Becerra está construido sobre la base de introspecciones y repeticiones tumultuosas; de tanteos alrededor de la memoria, irremediablemente en fuga, siempre algo más y siempre perdido.

Hay además en su obra paisajes, personajes, canciones que reconocemos con facilidad, pues muchos de sus poemas son una suerte de mashups, cuyos elementos van y vienen del cine («Casa Blanca»), de los cuentos infantiles («La bella durmiente»), de la novela policial («El halcón maltés», «El pequeño César») y hasta de la nota roja («El ahogado»). No es probable que, de vivir hoy, Becerra compartiera del todo la opinión de Scorsese respecto del cine de superhéroes. Hasta es probable que usara alguna de esas películas o personajes para escribir algún poema. Tal vez Antman cayendo inexorablemente en el universo de los átomos y los electrones. O el Dr. Banner y su ira persiguiéndolo hasta el fin del mundo. O Thanos, frente a la belleza apacible y dolorosa que ha creado. Fantaseo, por supuesto. Pero quizá no tanto. Lo prueba, supongo, el hecho de que a Becerra lo sedujo la tentación de reescribir la locura del hombre murciélago en clave de poesía y heroicidad dudosa, importándole además un sorbete los derechos del nombre: Batman.

Algo de eso conversábamos, alguna tarde de 2011, con Roque Artemio Gallegos, quien además de biólogo es escritor e ilustrador. Intentábamos por aquel tiempo publicar el número 2 de una revista literaria y ambos creímos que sería ése un buen lugar para publicar el Batman de Becerra, ilustrado por Roque al modo de un cómic.

En alguna parte de la tarea, un par de semanas después, tuvimos que reducir la cantidad de paneles para no encarecer más la revista. De cualquier modo ―y eso fue lo triste de la decisión económica―, el número 2 de Nueva Orleáns (así se llamaba la publicación, no preguntes por qué) nunca llegó.

Aun así, el trabajo de Roque Artemio con el poema de Becerra quedó hecho. Tanto él como yo lo hemos compartido alguna vez en redes sociales, donde debe andar todavía, extraviado en la oscuridad del fondo de alguna timeline. Con la intención de darle hogar localizable y casi permanente. Quiero decir, tanto como dure esto, que por algo se llama Sólo un poco aquí.

Descarga aquí «Batman», un poema de José Carlos Becerra, ilustrado por Roque Artemio Gallegos:

https://www.solounpocoaqui.com/recursos/batman-revista-nuevaorleans.pdf




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No hay cosas sin interés. Sólo gente sin ganas de interesarse. ―G. K. Chesterton.